Cayo Culebra, a la venta la última isla virgen de la Riviera Maya por 1,100 millones de pesos
En uno de los mayores destinos turísticos del mundo, la última isla virgen de la Riviera Maya, está oficialmente en venta.
En el corazón de uno de los destinos turísticos más codiciados del mundo, surge una oportunidad única de adquisición: Cayo Culebra, la última isla virgen de la Riviera Maya, está oficialmente en venta.
Con un precio que supera los mil millones de pesos, esta joya natural promete ser el escenario perfecto para un proyecto turístico sin precedentes, rodeado por la belleza inigualable de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an.
Cayo Culebra, la última ilsa virgen de la Rivera Maya
Según informa la agencia Europa Press, Cayo Culebra, considerada por muchos como la última isla virgen frente a la Riviera Maya, abarca una extensión de 36 hectáreas. Ubicada dentro de la reserva de Sian Ka’an, zona de conservación por excelencia, esta isla ha capturado la atención de inversionistas y soñadores por igual.
A pesar de las restricciones propias de una zona protegida, donde la edificación está severamente limitada, la isla se oferta con todos los documentos en regla, incluyendo permisos de uso de suelo turístico que contempla la construcción de estructuras ligeras como cabañas, bungalows y palapas.
Sin embargo, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conamp) advierte que cualquier desarrollo debe realizarse con el máximo respeto hacia el entorno natural, sin alterar la esencia de este paradisíaco lugar.
Intrigas y desafíos legales de una pequeña isla
La historia de Cayo Culebra está marcada por complejidades legales y disputas por su propiedad. Desde la primera venta registrada en 1963, hasta los más recientes intentos de comercialización, la isla ha sido objeto de debate respecto a su legalidad y posibilidad de venta, dada su ubicación en un área natural protegida.
La venta de Cayo Culebra representa no solo una oportunidad de inversión en uno de los últimos bastiones de la naturaleza virgen en la Riviera Maya, sino también un desafío para balancear el desarrollo turístico con la conservación ambiental.
Quienquiera que se convierta en el próximo custodio de este tesoro tendrá en sus manos la responsabilidad de preservar su belleza para futuras generaciones.