Es probable que el dinero en efectivo en México tenga sus días contados. Esto porque antes de la conclusión de 2025, Banxico lanzará una moneda digital mexicana con tres funciones básicas:
Podrá usarse como medio de pago, será una unidad de cuenta y tendrá la virtud de ser un depósito de valor. Además usará al SPEI (Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios) como base para poder funcionar.
La razón por la que Banxico decidió sacar una peso digital es para estar ad hoc a la tendencia internacional y también responder a las necesidades de los mexicanos, toda vez que en el país el 90% de las transacciones menores a 500 pesos se hacen con efectivo.
Hasta aquí todo bien, digamos. Pero ahora hablemos de los inconvenientes: si bien hasta el momento ningún funcionario del Banco de México ha hablado sobre la desaparición del peso en papel o metal, la tendencia es que vaya decayendo su uso, sobre todo por el gasto en su fabricación.
En términos generales, se estima que el costo total de producción de billetes y monedas en México ronda los 4,000 millones de pesos. Esto incluye la adquisición de materiales, la maquinaria, los insumos necesarios para la producción, los costos laborales y la seguridad asociada a la producción y transporte de billetes y monedas.
Y sí, podríamos decir que con la desaparición del peso físico, también se pierde un poco la secuencia histórica. Fue en la época prehispánica cuando se usaba como moneda cacao, plumas y piedras preciosas.
Para 1536 surgieron los pesos novohispanos, en 1821 empezó la acuñación de monedas de oro y plata, y en este mismo periodo salió la famosa moneda de 8 reales, que tuvo gran influencia hasta en China.
Ahora debemos poner al centro los inconvenientes de la moneda digital. Como ya se dijo arriba, Banxico indica que el 90% de las transacciones menores a 500 pesos se hacen con efectivo, así que en caso de que el papel y el metal sean desplazados totalmente el gobierno tendría conocimiento de hasta nuestros más mínimos gastos.
Qué compramos, dónde los compramos y cuándo los compramos, serían datos de nosotros que tendría la administración pública. ¿Y qué tendría de malo?, se preguntarán algunos. La respuesta es que no tiene nada de malo, siempre y cuando el gobierno esté a cargo de personas alejadas de tendencias totalitarias.
