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¿Por qué los equipos odian la ‘lluvia de ideas’?

La creatividad y la innovación no son producto de la casualidad ni propiedad de una sola persona. Usa la lluvia de ideas para generar acciones frescas.

Lluvia de Ideas
Lluvia de Ideas

¿Has tratado de hacer un brainstorming o lluvia de ideas con tu equipo de oficina? Déjame adivinar: no hay mucho entusiasmo, la gente se dispersa y aunque hay algunas ideas, no necesariamente es a lo que querías llegar y hay una sensación de “no llegamos a nada”.

El brainstorming o “lluvia de ideas” suene a una de esas dinámicas de lugar común: la vemos en todos lados; en las series y en las películas, donde los protagonistas trabajan unos minutos en el pizarrón para inmediatamente llegar al momento “esto es lo que buscábamos para salvar la compañía/el mundo/la familia”.

¿Cómo hacer una buena lluvia de ideas?

Si te interesa el proceso, te comparto esta guía para empezar con ideas frescas.

Pensar fuera de la caja

Como me dijo una de las mejores mentoras que he tenido en mi vida: “primero, conoce tu caja”. Es difícil pedirle a un equipo que traiga ideas innovadoras sin objetivos o sin conocer los parámetros en los que se pueden mover. Por ejemplo, el sector financiero y legal tiene normativas muy estrictas sobre la promoción.

Plantea el objetivo

Establecer el problema adecuadamente es avanzar en su solución, por eso necesita estar bien planteado y eso significa, abrirlo a lo que verdaderamente quieres lograr. El ejemplo clásico -y más en época de recesión- es: “necesitamos dinero”, cuando -muy probablemente- lo que queremos decir es: “¿cómo logramos ampliar nuestra base de clientes?”

Las ideas necesitan espacios adecuados

Tener las mejores ideas mientras nos bañamos o estamos lavando los platos es una realidad. Cuando estamos en un ambiente laboral, necesitamos propiciar un espacio de juego, donde “suspendamos” las normas: desde las jerarquías hasta lo que consideramos “correcto” o “cierto”.

Necesitamos equilibrio

Dar ideas es una parte del proceso; el siguiente paso es construir con ellas y valorarlas. La frustración proviene de que en esos primeros pasos no hay una “gran idea”, porque esto es un mito. Por eso es tan necesario el equipo y encontrar un equilibrio que permita jugar con esas ideas, juntarlas, separarlas, valorarlas y ponerlas a prueba.

La creatividad y la innovación no son producto de la casualidad ni propiedad de una sola persona. Debe formar parte del propio tejido de la empresa, sin importar qué tan grande o pequeña sea, en especial, cuando hay un entorno de clientes que buscan mejores productos y servicios.

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