Tener un plan es una forma poderosa manera de visualizar el éxito. Pero sirve de poco sin una auténtica planeación.
Estamos comenzando 2023 y prácticamente la pandemia ha quedado atrás, con nuevas perspectivas y ánimos renovados nos acercamos a un nuevo comienzo y si queremos que sea diferente y vaya para bien, es tiempo de tener un plan.
Pero ¿cómo debemos hacer este ejercicio? y, sobre todo, ¿por qué es importante hacerlo?
Estás son algunas de las preguntas que resolveremos a lo largo de este escrito. Recordemos esta cita de D.D. Eisenhower:
“En la preparación para la batalla, siempre he encontrado que los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable”.
¿Sirven los planes?
En ocasiones me encuentro con empresarios que simplemente minimizan la importancia de la realización de un plan, me dicen que no sirve, que ya lo han hecho en el pasado y nunca resulta, o que si lo hacen queda guardado en un archivero hasta el próximo año. En cierta forma tienen toda la razón, pero ¿cuáles son 3 de las responsabilidades más importantes del director general de una compañía?:
- Generar y hacer crecer las utilidades del negocio y flujo de caja.
- Desarrollar a su equipo de trabajo a través de nuevas competencias para hacer frente a los cambios de la industria.
- Asegurarse que la estrategia planteada se lleve a cabo ejecutándose de la forma más eficientemente posible, y aquí es donde la mayoría de las empresas micro, pequeñas, medianas e incluso varias grandes suelen fallar, y es la razón por la que se vuelve indispensable planear una y otra vez hasta lograr que el objetivo y las cosas sucedan.
Otro aspecto que resulta importante mencionar respecto al tema de los planes y el cumplimiento de objetivos son los motivos por los cuales el plan se olvida y se guarda en un caja. La razón es porque el torbellino del día a día consume a la mayoría de los empresarios, pues dejamos de hacer las cosas importantes por comenzar a hacer las urgentes, es decir, dejamos de diseñar, analizar y planear por atender las cosas operativas y urgentes que consumen tiempo, energía y dinero. Claro que el torbellino es necesario ya que, gracias a él, la empresa existe, sin embargo, el que el dueño se haga consiente de lo que está decidiendo hacer con su tiempo en el día a día, resulta fundamental.
Plan vs. Planeación
Por otro lado, los planes nos dan la sensación de control, se tiene la tendencia de pensar que cuanto más detallados y exhaustivos son, mayor será el control de nuestro futuro, pero la mayoría de las veces rara vez nos acercamos a lo que planeamos, causando frustración y abandono. ¿qué hacer entonces ante dicha situación?
Primero comprender que cómo seres humanos que somos no tenemos ningún control sobre los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor, por ejemplo: cuestiones recientes como la guerra de Estados Unidos vs. Rusia generada en Ucrania, el COVID-19 o la inflación nos deja muy en muy claro que tenemos muy poco control sobre los eventos.
Uno de los estrategas militares más grandes y famosos de la historia fue el Mariscal de Campo H. Von Moltke que dijo: “Ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo.”
Por lo tanto, no es el plan lo que resulta importante, es la planeación, el ejercicio de pensar y reflexionar lo que en realidad es valioso.
Como una fotografía de la Tierra tomada desde la Luna
En mi definición de negocio “deporte intelectual que genera flujo de efectivo y trabaja para el dueño”, sostengo que una de las actividades diarias que todo dueño debe considerar es mirar a su negocio como la fotografía de la Tierra tomada desde la Luna, es decir, tomarte un momento para pensar y responder preguntas críticas, como puede ser:
- ¿Qué puedo hacer el día de hoy para duplicar mis resultados con un menor esfuerzo?
- ¿Cómo puedo generar el doble de los ingresos de lo que actualmente genero el próximo mes?, etc.
La planeación entonces no dista mucho del ejercicio que acabo de comentar, planear es organizar y establecer una serie de datos en torno a objetivos y fechas de cumplimiento, pero para llegar a ello, hay que usar la herramienta y la habilidad más importante que tenemos los seres humanos: Pensar, y lo hacemos a través de contestar preguntas difíciles, y es la razón por la cual en una organización las personas que ocupan los puestos más altos son quienes generalmente obtienen el mejor salario, puesto que el pensar implica tomar decisiones lo que conlleva a consecuencias para todos los integrantes de la organización.
El objetivo estratégico a mediano plazo
Planificar entonces es la actividad de sumergirse en el material en la reflexión hasta que se comprenda cada matiz. No es que el plan sea útil en sí mismo, es la planeación, a eso se refería precisamente Eisenhower.
Para comenzar a planear en la organización, lo más recomendable es antes que nada desarrollar tu objetivo estratégico a mediano plazo, por ejemplo a 5 años, este objetivo representa la fotografía detallada de cómo se comportará la empresa en términos no solo de sus ventas, sino de los productos y servicios que ofrece, el tipo de clientes que atiende, la ubicación de las oficinas corporativas, el número y localización de las ubicaciones de las sucursales, distribuidores o franquicias, el persona y el tipo de personas que colaboran dentro de la organización, las ganancias que genera, los márgenes de ganancias, etc.
Esta es una herramienta que debemos mirar con regularidad para obtener la certidumbre de que las cosas están hechas, recordemos que nuestros objetivos y por ende nuestro objetivo estratégico deberá siempre redactarse en tiempo presente, dando por hecho que se ha cumplido así nos proporcionará el poder necesario y la energía para su consecución.
Recuerda tu propósito
Una vez que tengas el objetivo estratégico es tiempo de redactar y recordar tu propósito, lo cual es el porqué de tu empresa, como lo comenta Simón Sinek, en su libro Comienza con él por qué. Cuando comunicas tu porqué, comunicas pasión y tu diferenciación, y el tener claro el mismo, te permitirá mantenerte en el camino, recordemos que el plan puede cambiar, pero el propósito siempre permanecerá.
Reflexiona sobre tu situación actual
Como tercer paso, es tiempo de reflexionar sobre la situación actual, darse cuenta del sitio donde se encuentra la organización, ¿cuáles fueron los logros que se obtuvieron en el último año?, ¿Cuáles fueron los principales aprendizajes del año que transcurrió?, etc., y posteriormente reflexionar mucho más detalladamente sobre la situación de la empresa en términos financieros, de procesos, de gente, de liderazgo, de comunicación, de tecnología, de mercadotecnia, de ventas, de la operación, de los riesgos controlables e incontrolables que tiene la organización.
Finalmente, plantear y desarrollar los objetivos, los nuevos estándares que deberá alcanzar la empresa en el año que esta por comenzar.
Recordemos que el realizar una planeación conlleva beneficios entre ellos:
- Te da la oportunidad de conocer lo que tienes
- Aprender más acerca de lo que necesitas para tener éxito
- Entender cómo todas las piezas se encuentran interconectadas.
Recuerda que cuanto más conozcas el territorio y los factores críticos para el éxito, más capaz serás de hacer los ajustes necesarios sobre la marcha.
Es una manera de obtener compromiso
Cuando involucras a tu equipo le das la oportunidad de hacer suyo el proyecto. Recuerda que sin involucramiento no existe compromiso por parte de tus colaboradores, así que uno de los ejercicios más efectivos para alinear a tu equipo es precisamente planear juntos, y 2 o cabezas piensan mejor que 1 y 5 mejor que 3, y así sucesivamente.
Es una forma poderosa manera de visualizar el éxito. Ya hablamos de la importancia del objetivo estratégico, y cuanto más planees y hagas referencia al mismo, estarás obligado a hacer referencia al futuro que estás imaginando constantemente, cuanto más lo hagas y lo visualices, más claro y motivado estarás para hacerlo realidad.
Recuerda nuevamente la frase de Eisenhower: “Los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable”. Tenla en tu memoria y acciones en cada momento, tendrás resultados extraordinarios.