



En los últimos cinco años, las emisiones de carbono de Google han aumentado casi un 50%, un incremento significativo atribuido en gran parte al uso intensivo de la inteligencia artificial (IA). Este aumento plantea nuevos desafíos y cuestiones sobre la sostenibilidad en la era digital.
La creciente dependencia de Google en tecnologías de inteligencia artificial ha llevado a un aumento en el consumo energético, especialmente en los centros de datos que alimentan servicios como el procesamiento del lenguaje natural y otras tareas computacionales intensivas.
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La IA requiere una gran cantidad de recursos de computación y, por ende, consume más energía, lo cual incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción de esta energía, especialmente en regiones donde la matriz energética aún depende de combustibles fósiles.
A pesar del aumento en las emisiones, Google ha implementado varias iniciativas para mitigar su huella de carbono. Estas incluyen la mejora de la eficiencia energética en sus centros de datos y el aumento en la compra de energía renovable. Sin embargo, el desafío continúa siendo significativo, dado el rápido crecimiento de las demandas de procesamiento de la IA.
El balance entre la innovación tecnológica y la sostenibilidad ambiental es crucial para empresas como Google, que lideran en el campo de la IA.
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La situación actual destaca la importancia de desarrollar nuevas tecnologías que no solo sean avanzadas sino también eficientes y sostenibles desde el punto de vista ambiental.