Salir de vacaciones en Semana Santa es sinónimo de más gastos, pero no de despilfarro. Aquí una guía para cuidar tus finanzas personales esta temporada.
En un mundo ideal, todos deberíamos planear las vacaciones de Semana Santa con una anticipación de uno a tres meses. La realidad para muchos emprendedores y trabajadores es que, con frecuencia, no es sino hasta la última hora cuando saben si tendrán o no unos días libres.
Es entonces cuando pueden decidir qué harán con ese tiempo: descansar en casa, visitar atractivos locales o salir de viaje. Si toman la última opción, lo más probable es que encuentren precios más elevados en casi todo, desde los boletos de avión, hasta el hospedaje, actividades, productos y servicios.
Aún así, para muchos vale toda la pena pagar un ‘extra’ con tal de disfrutar los días de asueto, especialmente si tienen hijos y están sujetos al calendario escolar.
Consejos para cuidar tu bolsillo en Semana Santa
Los precios más altos no son sinónimos de despilfarro. La clave está en tener una estrategia para viajar de último minuto sin dañar tus finanzas personales.
1. Planea tus vacaciones con toda la anticipación que puedas
Apenas tomes la decisión de viajar, ya sea solo, con tu familia o amigos, empieza a cotizar precios de transporte y alojamiento. Por lo general, estos rubros representan el mayor porcentaje del gasto total, así que es prioridad encontrar los costos más convenientes para ti.
2. Elabora un presupuesto y respétalo
Con base en tus cálculos, determina también cuánto destinarás a ítems como alimentos y bebidas, compras y entradas a atracciones como museos, parques o centros de diversión. Contempla todos los gastos posibles, incluso los imprevistos, desde el momento en que sales de tu casa hasta el regreso.
Cuida que tu presupuesto no implique sacrificar el dinero destinado a tus gastos fijos: renta, servicios, etc. Encuentra un equilibrio entre las vacaciones que quieres y las que puedes pagar.
3. Mantente alerta de descuentos y promociones
Las plataformas de viajes en internet son un gran aliado para tomar la mejor decisión según tu presupuesto. Activa las notificaciones automáticas de páginas reconocidas como BestDay, Expedia y Despegar.com, entre otros. Estos buscadores a menudo tienen ofertas de último minuto en vuelos, hoteles o actividades.
Si haces alguna reservación, pide siempre que te envíen tus comprobantes vía correo electrónico. Verifica las cláusulas o condiciones de uso, así como las políticas de cancelación de los servicios que estás contratando, para evitar confusiones y sorpresas desagradables.
4. Opta por paquetes de vacaciones todo incluido
Los mejor para respetar tu presupuesto y no complicarte la vida en Semana Santa son los paquetes ‘All Inclusive’. Dependiendo de cada operador pueden incluir el costo del transporte ida y vuelta al destino, hospedaje, comidas y paseos, entre otros.
Estos paquetes suelen ser muy convenientes para controlar tus gastos. Solo revisa las letras pequeñas para saber qué deberás pagar aparte y contemplarlo en tus cuentas.
5. Elige el método de pago con sabiduría
Si tienes en el banco el dinero suficiente para pagar tus vacaciones de contado, sin afectar sus finanzas a corto ni largo plazo, hazlo. Quizá estabas ahorrando justo para un viaje inesperado y puedes decir “¡toma todo mi dinero!”, pero si ese ahorro tenía otro propósito, mejor no lo toques.
Si vas a dar ‘tarjetazo’ busca promociones a meses sin intereses. Calcula el total de la deuda y el plazo más conveniente según tu capacidad de pago mensual (que no debe superar el 20% de tus ingresos). Luego, procura usar la tarjeta de crédito solo para lo mínimo e indispensable, hasta que liquides al menos el 50% de tu viaje.
6. Ten un seguro de viaje, aunque tus vacaciones sean cortas y locales
Para la mayoría de los destinos internacionales es requisito contar con un seguro de viajero para abordar el vuelo o ingresar al país. No obstante, cuando se trata de unas vacaciones nacionales damos por sentado que, como estamos ‘cerca de casa’ no será necesario. Error. Los accidentes, pérdida de equipaje y daños en tu auto (o peor, en uno rentado) pueden ocurrir en cualquier parte. No lo veas como un gasto, sino como un hábito que podría salvar tus pertenecías y hasta tu vida.