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Aprendiendo a disfrutar tu versión beta

Aceptar que lo que muestras es apenas un prototipo, es decir abrirte a recibir feedback, es clave para seguir creciendo.

© Depositphotos.com

Recuerdo cómo cuando era niña y estaba creciendo, me dolían las rodillas. Mi papá siempre me decía que, muchas veces, crecer duele, pero que al final suele valer la pena. Y es que, viendo en retrospectiva, una de las ideas que más emoción/orgullo me generan, es aceptar que la versión actual de mí misma no tiene nada que ver con la de hace años , y, sobre todo, no es ni remotamente cercana a la versión que algún día llegaré a ser .

Imagínate si todas las aplicaciones que utilizas en el día a día hubieran esperado hasta ser lo que son hoy (hablando de características) para ser lanzadas. O más aún, ¿qué hubiera pasado si nunca hubieran mejorado su versión inicial? Nuestras vidas, probablemente, serían muy diferentes. ¿Cómo han logrado todas estas startups saber el momento correcto para lanzar sus productos y nunca perder de vista mantener una cultura de innovación enfocada a la mejor continua? Podríamos hablar de un sinfín de actividades y, sobre todo, mentalidades que tienen; sin embargo, nos enfocaremos en tres: la revalorización del prototipado y la apertura al feedback y la aceptación del error como oportunidad de crecimiento.

Parte del proceso de experimentación y de la esencia de las metodologías ágiles es la revalorización del prototipado. El tan conocido “MVP”, o Producto Mínimo Viable por sus siglas en español, es aquel modelo de tu producto o servicio vendible que tiene las condiciones esenciales para cumplir con tu propuesta de valor y salir al mercado; siempre en el entendido de que está lejos de ser la versión final de tu producto. Es más, algún día escuché por ahí, y no podría estar más de acuerdo, que si al ver hacia atrás tu MVP no te hace sentir un poco avergonzado, esperaste demasiado para salir al mercado, ¿Por qué es importante tener un MVP? En primer lugar, porque nos ayuda a conocer más acerca del comportamiento de nuestro producto en el mercado para validar / rechazar nuestras hipótesis de una manera más ágil, confiable y con recursos mínimos. A través de esto, serás capaz de obtener más información acerca de tus “early adopters” y, además, se busca que comiences a generar ventas, lo cual siempre ayuda en etapas iniciales de un emprendimiento. Cambiar la dinámica de centrarnos en el producto y en una fecha de lanzamiento, a centrarnos en el cliente y buscar aprender de éste, da espacio a entender que, absolutamente cualquier versión de nuestro producto o servicio, terminará siendo un prototipo de la siguiente.

Para que todo esto del “MVP” realmente funcione, hay un elemento clave a desarrollar en los emprendedores y en sus equipos: la apertura al feedback. Y es que, si realmente queremos aprender, es necesario escuchar. Si somos honestos, qué complicado es, a veces, acercarnos a las personas con el ánimo de escuchar lo que tienen que decir, especialmente cuando esto no coincide exactamente con lo que quieres escuchar. Todos estamos de acuerdo en que una característica clave en cualquier emprendedor es la pasión. En este sentido, cuando estamos tan “enamorados” de la solución que planteamos; cuando hay mucho tiempo (y dinero) invertido en el desarrollo de la misma, entiendo que puede “caer gordo” que nos digan que no siempre tenemos la razón, ya sea en la identificación del problema, en la solución o en sus características. Sin embargo, tener apertura a escuchar diferentes opiniones y visiones puede enriquecer muchísimo y sacarnos de ese “ciclo viciado” en el que muchas veces caemos. El feedback es esencial en todas las etapas de un emprendimiento, únicamente hay que saber con quién buscarlo. Es decir, probablemente cuando sea apenas una idea, sea preferible acercarte con un mentor, con algún emprendedor que admires o con alguien de la industria en la que buscas emprender . Mientras más avanzado esté tu concepto, tienes que estar, no solamente dispuesto, sino constantemente a la búsqueda, de más y más feedback .

Aceptar que no siempre tienes la razón da espacio a ver al error como una oportunidad de crecimiento. Claro, es parte de la esencia humana equivocarnos. Es más, los más grandes avances de la sociedad fueron frutos de intentar y fallar, seguido de volverlo a intentar (y en ocasiones, esto repetido un sinfín de veces). A pesar de eso, y desafortunadamente, muchas veces es más fácil para nosotros relacionar el error con fracaso que con aprendizaje. Cambiar esta mentalidad es esencial en el emprendimiento, no solamente porque su camino exige equivocarse mucho, sino porque abona a una verdadera mentalidad de crecimiento. El riesgo, en caso de no abrazar el error, es que el miedo a fracasar puede inmovilizar y, definitivamente, no es un riesgo menor. Lo que sí es un hecho es que hasta para equivocarnos podemos ser inteligentes, de ahí la importancia de, como bien se evangeliza en la innovación, fallar rápido y barato. No es lo mismo darse cuenta de un error después de unas semanas y unos pesos invertidos, que después de años, ahorros utilizados y hasta deudas generadas.

Al leer este artículo podrás pensar que lo aquí expuesto parece, incluso, algo lógico, no solamente si estás emprendiendo, pero, también, aplicado a tu vida personal o profesional. Sin embargo, he de confesar que es más fácil escribirlo que practicarlo. ¿Por qué? Porque el presentar tu versión beta, es decir, aceptar que lo que muestras es apenas un prototipo, abrirte a recibir feedback y aceptar el error para poder aprender, siempre exige exponerse, y eso sí que puede costar. Sin embargo, también es la verdadera oportunidad para crecer. Y sí, claro que a veces salir de nuestra zona de confort hará que nos duelan las rodillas; lo que si te puedo prometer, al menos en mi experiencia personal, es que, al final, suele valer la pena.

Ana Paula actualmente se desarrolla como académica de la Universidad Anáhuac México. Su experiencia está orientada a la gestión de proyectos con startups y Pymes en diversas regiones del país. Promueve el emprendimiento, especialmente de alto impacto, negocios de base tecnológica, prácticas de sustentabilidad y de inclusión, especialmente financiera. Ha sido representante de ONG enfocadas a promover la equidad de género ante organismos internacionales pues considera que apoyar el desarrollo de la mujer es esencial para detonar el desarrollo del país.